Crecimos convencidas de que al cuerpo había que callarlo cuando se manifestara, física o emocionalmente, para poder seguir cumpliendo a la perfección aquellos roles que nos impusimos alguna vez en la vida.

Asumimos a la perfección el rol de "pacientes" y le entregamos el poder de nuestra salud física, mental, emocional y espiritual a otros: profesionales de la salud, terapias, talleres, disciplinas, etc.

Hoy, la desconexión con nuestros cuerpos, el descontrol de nuestros pensamientos, el no permitirnos sentir, el gestar vidas desde el deber ser y lo que se espera de nosotras, nos tiene más enfermas que nunca y lo peor: con una crisis existencial enorme, donde ya nada tiene mucho sentido y la vida ha perdido esa chispa y disfrute que tanto anhelábamos.

Si el cuerpo grita, es porque necesita ser escuchado, urge volcar toda nuestra atención al dolor o emoción que se manifiesta. Déjanos distraernos para no hacernos cargo y seguir cumpliendo roles a la perfección.

Empecemos juntas a gestar tu camino de sanación.

 ¡Bienvenida!